sábado, 7 de abril de 2007

Los Doctores de la Iglesia

LOS DOCTORES DE LA IGLESIA

Como todos los niños de mi generación con posibles, me eduqué en colegios religiosos. Pero como nunca pude apartar de mí la "funesta manía de pensar", alguna vez me expulsaron de clase por hacer inocentemente alguna pregunta impertinente que naturalmente quedaba sin contestar. Mas tarde, ya mayorcito, me dio por leer libros perniciosos (según me dijeron) que trataban principalmente de divulgación científica e historia novelada o no, que minaron mi fe hasta el punto de llegar a poner en duda algunos dogmas de la religión de mis mayores, la Iglesia Católica y Apostólica Romana. Yo estaba realmente acongojado, porque al parecer el único que llegaba a esas conclusiones descabelladas era yo y manifestar esas dudas por esa época, podía causar como poco pasar de inmediato al ostracismo. Con todo, me había entrado también la nefasta manía de escribir y hacía mis pinitos literarios colaborando sobre temas varios en el periódico local. En cierta ocasión, ya por los años sesenta, me llamó por teléfono mi padre, militar, muy alarmado, para decirme que había leído esa mañana mi colaboración periodística y que por decir mucho menos de lo que yo decía hoy en el periódico, había el visto fusilar a mucha gente en el 36. Que tuviese cuidado y no me destapase tanto. Pero como yo deseaba perentoriamente salir de mis terribles dudas, un día me confié a mi médico de cabecera, excelente galeno y entrañable amigo y en la soledad de su consulta, a deshora, le expuse algunas de mis dudas. Me miró de hito en hito y me contestó con una frase lapidaria: "Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, Ignacio, no analices". Pero yo seguía erre que erre y cada vez que me encontraba en alguna reunión de entendidos solía introducir alguna de mis dudas dando por supuesto que el equivocado era yo y que la solución debía ser diáfana y concluyente. Pero, para mi sorpresa, nadie se aclaraba y el final era siempre asegurar muy seriamente que aunque ellos no tenían la solución, "doctores tenía la Iglesia que sabrían aclararla", que obviaba el problema sin resolverlo.
Pero un día ya cuarentón, casado y con varios hijos, estaba destinado en un pueblo cuyo párroco se hizo muy amigo mío, tal vez porque los curas tienen a gala que sus feligreses vean que ellos son capaces de trabar amistad con gente tan deplorable. Tomábamos café en la terraza de un bar y surgió el tema. Le planteé una de mis objeciones al dogma católico y esperé su respuesta. Después de pensarlo unos minutos, empezó a hablar muy despacio. Dijo: Ignacio, yo soy solo un humilde cura de pueblo y me siento incapaz de resolver tu duda. Pero, sin embargo, "doctores tiene la iglesia que de seguro te la resolverían". Era lo que yo estaba esperando. Le contesté: Verá Vd. padre. Yo llevo ya muchos años intentando resolver este problema y siempre me han contestado lo mismo que Vd. hoy. Hasta ahora nunca me he encontrado con ningún doctor de la Iglesia, pero estoy seguro de que Vd. debe estar cerca de alguno de ellos. Hagamos un trato. Yo le voy a plantear por escrito tres objeciones al dogma católico y Vd. se lo pasa al mejor de los doctores que encuentre y que, cuando quiera, me conteste también por escrito.
Pasó el tiempo. Mucho tiempo. Un día me volví a encontrar casualmente a mi amigo el párroco y le pregunté por el asunto. Me contestó que había entregado mi escrito al arcediano de la Catedral, pero que aún no le había contestado. Que volvería a insistir. Pasó más tiempo. Por fin un día se presentó en mi oficina algo azorado y sin sentarse me dijo: Me dice el arcediano que: "La soberbia de quien pretende pedir cuentas a Dios, no merece ninguna respuesta".

Ignacio Gavira Pérez de Vargas

jueves, 5 de abril de 2007

Cosmogonía Cristiana

Hay historias que si no fuese porque las aprendimos de niños como verdades incontrovertibles serían difíciles de creer.
Según el catecismo Ripalda que yo tuve que aprenderme de cabo a rabo de memoria, porque si no, no me dejaban marchar de vacaciones, Dios es un ser infinitamente bueno, sabio y poderoso, principio y fin de todas las cosas. Este magnífico ser, en virtud de su absoluta omnisciencia, tiene presente en su mente todo lo que pasó, todo lo que pasa, lo que pasará y hasta lo que pasaría, lo que, a mi al menos, me parecía, como se dice ahora, una auténtica pasada.
Pues bien, este extraordinario ser al que se supone absolutamente feliz desde la eternidad en su absoluta soledad autosuficiente, decidió un buen día, tal vez a causa de su infinito aburrimiento, cambiar su estatus y crear de la nada unos nuevos seres, los ángeles, espíritus puros aunque se desconoce en absoluto su utilidad. ¿Para distraerse? ¿Para que le hiciesen compañía? ¿Para que le adorasen? Naturalmente ninguna de estas hipótesis es explicable, por cuanto ninguna de ellas era necesaria. El caso es que, cualquiera que fuese la razón, los creó y empezaron a convivir con él, es de suponer que cada uno en su lugar. Juntos, pero no revueltos. Sin embargo esta pobre nueva gente adolecía de un fallo garrafal congénito: tenían una idea errónea de su exacta posición en el organigrama universal vigente; estaban desinformados o peor aún mal informados por su Creador de hasta donde podían llegar en sus atribuciones. Esto, querámoslo o no pone en entredicho el extraordinario poder, bondad y omnisciencia de Dios, ya que no es creíble que si hubiese sabido lo que iba a pasar, hubiese hecho lo que hizo. Lo cierto es que Dios se equivocó y cuando mas contento estaba con su obra, unas cuantas de sus nuevas criaturas, acaudilladas por un tal Lucifer, se revelaron contra él y al grito de "¡Non serviant!" se negaron en redondo a servirle, sin que sepamos muy bien qué tipo de servicios era el que prestaban.
Yo tuve una vez un perro que me trajo mi padre de Canarias con muy pocos días. Era un mastín canario al que puse por nombre Guanche. A Guanche, que era un perro muy inteligente, le enseñé desde el principio a obedecer mis órdenes sin rechistar y con muy pocas palabras: ven, vete, trae, échate, siéntate, espérame o nó, hacía exactamente lo que yo le decía. Era una delicia pasear con él por el campo, porque se acomodaba a mi paso bien andando o a caballo sin separarse de mi a menos que se lo mandase. Vivía en La Fábrica, nuestro habitual lugar de veraneo y cada verano, desde junio a septiembre me ocupaba de perfeccionar su educación y conocimientos. Cuando llegó de Canarias, pesaría tres o cuatro kilos, pero a los dos años pesaba más de setenta, mas que yo mismo, por lo que imponía con su sola presencia. Sin embargo seguía obedeciendo mis órdenes rigurosamente como siempre. Yo era entonces un chaval de unos catorce años y Guanche podría haberme arrancado un brazo de un solo mordisco. Pero no lo hacía porque estaba desinformado en sentido inverso al que lo estaban los ángeles. Guanche había sido "convencido" interesadamente por mi de que yo era su dueño y el único que allí partía el bacalao. Murió poco mas tarde al contraer "moquillo" enfermedad entonces mortal para los perros. No se si lo seguirá siendo.
Claro, para Dios no había problema alguno. Lo mismo que los creó de la nada, pudo haberlos vuelto a la nada sin mover un dedo. Pero no fue así, porque Dios los reservaba para incordiar en un futuro próximo a los seres que ya tenía in mente ir creando; los hombres.
Pasó el tiempo y Dios, no se puede decir que se levanto una mañana dispuesto a ejercitar su inventiva, porque al no haber Sol ni Tierra no había noche ni día, así que solo se dispuso a hacer nuevas cosas. ¡Lo que es el aburrimiento! Cuenta el Génesis que primero creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. (literal) Entonces dijo Dios "Haya luz" y hubo luz. Parece que sorprendido, vio Dios que la luz era buena y la separó de las tinieblas y llamó a la luz día y a las tinieblas noche. No es nada extraña su sorpresa, por cuanto había inventado la luz antes que el mecanismo generador, el Sol que, de momento, seguía sin inventar. Dijo Dios después: "Haya un firmamento entre las aguas que separe las unas de la otras" y así fue. E hizo Dios el firmamento, separando por medio de él las aguas que hay debajo de las que hay sobre él. Y llamó Dios al firmamento cielo. Dijo luego Dios: "Reúnanse en un solo lugar las aguas inferiores y aparezca lo seco" y así fue. Dios llamó a lo seco tierra y a las aguas mares. A continuación lo dio todo por bueno y se felicitó por ello. Y así fue luego creando las plantas y árboles frutales, de los ornamentales o madereros no habla, pero los debió crear por la misma época. El sol, la Luna y las estrellas, vinieron después, curiosamente cuando como he dicho, había creado ya la luz que nacía de no se sabe donde. Finalmente los animales y el hombre, fabricado de un pegote de barro a su imagen y semejanza sin que se entienda muy bien la semejanza entre seres tan dispares.
Como se verá, la descripción "creacionista" peca de infantiloide por cuanto es la que podría dar un niño de pocos años y mucha imaginación, ayuno de cualquier tipo de conocimiento, a la vista de unos hechos absolutamente incomprensibles para él. Los exegetas de la Biblia, que se ven desbordados por tanta incongruencia dirán enseguida que la Biblia no es un libro de ciencia sino de religión y que lo único que pretende es enseñarnos el camino del cielo. ¡Vale!
Cada especie animal había sido acompañada de su correspondiente pareja. Sin embargo al llegar al hombre se había olvidado por completo de la pareja. Pero, Dios, pensándolo bien, rectificó después. "No es bueno que el hombre esté solo". De eso ya tenía Dios suficiente experiencia y sumiendo a su criatura, Adán, en un profundo sueño, de una de sus costillas creó a Eva, sin que se explique por qué no utilizó para Eva el mismo material que había utilizado para Adán, mucho mas barato y abundante. Cuando Adán despertó del sueño, en un asombroso alarde de intuición, se quedó mirándola y dijo: "Esta es carne de mi carne". Seguramente había echado de menos la costilla.
Compareció luego Dios ante ellos y les explicó que eran los "legítimos dueños de la Tierra" y de todo cuanto contenía con una sola salvedad: debían abstenerse de comer la fruta del árbol del bien y del mal que había plantado justo en el centro del Paraíso, a un tiro de piedra de su hábitat normal, para que la tentación fuese permanente. El árbol, al parecer, se pensó siempre que era un manzano, aunque últimamente se duda de que así fuese y bien pudo haber sido un castaño. ¡Cualquiera sabe! Como se puede ver, tan temprano en el devenir de la historia se instituía este título, "Legítimo propietario de la tierra", que marcaría ya para siempre la categoría de los humanos. Unos, los "legítimos" y otros, infinitamente mas abundantes, los "miserables".
Pero esta nueva pareja creada adolecía del mismo fallo garrafal congénito que los ángeles creados anteriormente con tan mal resultado. Desconocían lamentablemente el punto exacto de su ubicación en el organigrama creacional. No tenían puñetera idea del lugar exacto donde estaban de pie. Esto, unido al lapso de aburrimiento que pasó desde su creación hasta que se dieran cuenta por si mismos de lo bien que se podía pasar utilizando el sexo como eventual juguete gratuito e inagotable, pues no parece que Dios les informase puntualmente sobre este tema cuando había dejado de informarles sobre extremos mas importantes para su existencia, dio lugar a que cualquier día uno de los animales creados, la serpiente, sin que se especifique cual de sus innumerables variedades, en un descuido de Adán, ocupado en ese momento en podar los rosales, convenciese a Eva, que practicaba como cada mañana el "marujeo" y por supuesto tenía muy poca experiencia, para que comiese precisamente del fruto del árbol prohibido y a continuación, le ofreciese el mismo fruto a Adán. Dicen que mas pueden un par de tetas que el mismo número de carretas, Adán picó y se tragó el anzuelo sin más trámite. Al momento se dieron cuenta de que algo iba mal al percatarse súbitamente de que estaban desnudos por lo que corrieron ambos a ocultarse en la espesura.
Tenemos que reconocer que en esta parte de la historia bíblica se dan varias incongruencias específicas. En primer lugar, que uno solo de los animales creados se ponga a hablar (que sepamos ninguno hablaba) para meter a Eva en tales vericuetos, parece, como poco, sorprendente y un tanto sospechoso. Los exegetas bíblicos nos dirán enseguida que fue el diablo (se supone que alguno de los que fallaron en la tanda anterior) el que se introdujo subrepticiamente en la serpiente para causar el desaguisado y ya se sabe que los diablos tienen muy mala leche y además debían estar bastante cabreados. Pero lo que se entiende menos es que Dios, que lo debía saber todo de antemano, no pusiera remedio a la cuestión antes de lo irremediable y no metiera en cintura a los diablos antes de que le fastidiaran el nuevo invento. Por el contrario, Dios se sorprende mucho de lo que está pasando y a grandes voces regaña a la pareja que se defiende como puede ocultando sus vergüenzas con "una hoja de parra" (se supone que Eva usaría tres) cuando es seguro que habrían encontrado fácilmente en el Edén una hoja de plátano que les habría servido mucho más eficientemente. Pero Dios, que está muy cabreado con ellos, se muestra intransigente y no acepta ninguna de sus excusas. Les condena a ganar el pan con el sudor de su frente a él y a Eva a parir sus hijos con dolor y a ambos a morir a su debido tiempo. A la serpiente la condena a arrastrarse de por vida sobre su vientre (no se sabe cómo era antes) y enemistarla de por vida con la mujer. Se desconoce si los ratones y arañas tuvieron alguna implicación en los hechos, pero inexplicablemente padecieron la misma condena. Lo más sorprendente es que esta misma condena fue también extendida a todos los descendientes de ambas especies que no sabemos que tuviesen alguna culpa. Como acabamos de ver, las experiencias creadoras de este Dios, infinitamente bueno, sabio y poderoso, contra todo pronóstico fueron nefastas. Es posible que también fuera infinitamente sádico.
Pero no acabó aquí la cosa. Cuando al fin Adán y Eva, como no podía ser menos, descubrieron por casualidad las delicias del sexo, tuvieron, de momento, dos hijos Caín y Abel y por una cuestión de celos, en la que el propio Dios no estaba exento de culpa, por preferir los regalos de Abel a los de Caín, Caín mató a Abel protagonizando el primer homicidio-fratricidio de la historia, pero tampoco esto fue lo último. Dios que, con razón, estaba muy descontento con su obra, decidió un día aniquilarla, pero no del todo. Se buscó a un buen hombre, calafate de profesión, llamado Noé, al que mandó construir un barco suficiente para albergar a toda su familia y una pareja de todos los animales existentes y se supone que forraje, alimentos y agua suficiente para todos ellos (era un señor barco) y un buen día, dio la orden de embarque y se lió a llover cuarenta días y cuarenta noches seguidos ¡un verdadero diluvio!¡la tira de litros por metro cuadrado, hora tras hora, día tras día! hasta que se inundó todo lo inundable y murieron ahogados todos cuantos no habían entrado en el barco, personas y animales. Bueno, los peces y los pájaros que pudieron recalar en el barco, tuvieron mas suerte.
Luego vino lo de Sodoma y Gomorra y otras venganzas de Dios contra los que no se portaban debidamente. ¡Que gente!, ¿quién les enseñaría tanta cosa mala? Pero lo peor vino después. Al ser Dios un ser infinito, el agravio cometido contra él por nuestros primeros padres era también infinito y la posible expiación tendría que ser teóricamente también infinita. Dios es muy justo y toda la humanidad y seguramente todos los animales sufriendo juntos por toda la eternidad no tenían la mas remota posibilidad de redimir tan enorme pecado cometido contra Dios. ¿Cual podría ser la solución a tan grave problema? Pues sencillo. El único que podría solventar el caso con garantía, sería el mismo Dios. Pero claro, Dios, como tal, no podía caer tan bajo de someterse a sufrir un castigo por las faltas de los hombres, faltaría menos, así que diseñó una martingala que le resolviera la cuestión. Hacía falta un hombre que al mismo tiempo fuera Dios: un hijo suyo. ¡Genial! ¡Tenemos que reconocer que Dios es también infinitamente listo! Se busco a una doncella lo mas pura posible a la que se anunció mediante un ángel de los buenos, Gabriel, creo que se llamaba, la decisión del Altísimo. ¡El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra! Ella no opuso mayor reparo a que el Espíritu Santo la cubriese con su sombra, a falta de otra cosa mejor, por lo que contestó "Hágase en mí según tu palabra" y se quedó embarazada de Jesús, el hijo de Dios. Para cubrir el problema del extemporáneo embarazo de María, la casaron con José, un pobre carpintero que como es natural no había tenido arte ni parte en el asunto, pero se tragó la divina comedia a pies juntillas. Indudablemente, este José debía ser un buen creyente. Poco después, en un pesebre y rodeado de gran prosopopeya (estrella que se posa en la puerta del establo y tres reyes que llegaron de oriente, -aunque el negro mal pudo llegar de oriente- para adorarlo y traerle regalos) Inexplicablemente, toda esta parafernalia no dio pistas al Rey Herodes para saber quien era su posible rival en el trono y se dedicó, celoso, a pasar a cuchillo a todos los infantes de la región, sin que nadie se repuchara, porque en aquel tiempo, como mucho mas tarde, los reyes se las traían. Afortunadamente, Jesús pudo salvarse mediante el oportuno chivatazo o como hoy se diría, manejando "información privilegiada" que ya entonces existía. Cuando la hoy tierna figura alcanzó la edad adecuada, treinta y tres años, mediante una hábil conjura en que se mezclaron los interese políticos de los gobernantes judíos y romanos, apresaron a Jesús en la madrugada de un lunes, en un huerto de olivos donde se había retirado a descansar con sus amigos después de un domingo de ramos y jolgorio para que expiase las culpas del pecado original que habían cometido nuestros primeros padres (lo de la fruta del árbol del Paraíso) la tira de años antes. Teniendo en cuenta que entre uno y otro hecho habían existido en el mundo mundial culturas tan importantes como los hititas, los sumerios, los medos, los persas, los chinos, los egipcios y se supone que muchas más desconocidas u olvidadas por mi, mucho tardó Dios en subsanar el fallo. Lo sometieron a unas cuantas tropelías (Empellones, flagelación, corona de espinas y crucifixión) aunque no tantas como las que posteriormente aplicaron sus acólitos a los disidentes en los tiempos de de las Cruzadas, la Inquisición y otros de infausta memoria.
Sin embargo, andando el tiempo, ya a finales del Siglo XIX, aparecería en Europa un científico llamado Carlos Darwin que después de un largo viaje alrededor del mundo en el navío Beagle y prolijos estudios posteriores, publicó un libro con el título "El Origen de las Especies", donde sostenía que el hombre (en realidad todas las especies) es producto de la evolución de un ser inferior, que pasando por los homínidos (Australopitheco, Homo Habilis, Pithecantropo, Homo Sapiens, Hombre de Neanderthal, y Cro-Mañon) en el transcurso de muchos millones de años ha llegado a su ser actual. Según esto, no existieron Adán ni Eva ni la historia subsiguiente que cuenta la Biblia, que no está escrita por Moisés, sino por autores varios y en épocas diferentes y no es mas que una recopilación inconexa de hechos relatados muchos miles de años antes por autores indios como los Vedas o sumerios como la Epopeya de Gilgamesh. Es lo que se sabe actualmente en todo el mundo científico y hasta el propio Papa Juan Pablo II lo reconoció en su día. Pero entonces, ¿para que sirvió realmente Jesucristo y su epopeya redentora? ¡No cunda el pánico! La Iglesia dará, cuando haga falta y en su momento, la explicación oportuna y por definición los creyentes la creerán a pies juntillas. Para eso son creyentes.
CONCLUSION. Es evidente que alguien o algo desconocido al menos por mí, creó alguna vez este Universo tan perfecto o imperfecto según se mire. Pero que ese ser sea el buen Dios, infinitamente bueno, sabio y poderoso que me enseñaron cuando era niño, es más cuestionable, a menos que también fuera infinitamente sádico. Como cantan mis paisanos en un conocido fandanguillo: No digo que si ni no, digo que si Dios existe, no tiene perdón de Dios.

Ignacio Gavira Pérez de Vargas

Política Elemental

SOBERANIA POLITICA es la capacidad de disponer sobre la forma de ESTADO, régimen de GOBIERNO y las LEYES por las que ha regirse un país o comunidad.
Según la tesis clerical, la soberanía emana de Dios que hace depósito de ella en el gobernante de turno; rey, emperador, dicta­dor, gobernador o tirano, que gobierna "por la gracia de Dios" sin dar cuentas a nadie. Como Franco decía: "Responsable solo ante Dios y ante la Historia". Según la doctrina católica al gobernante se ha de obedecer y respetar aún en la injusticia, por ser el representante de la autoridad divina. Eventualmente dará cuenta de sus actos en el cielo.
Según la teoría moderna para todos los países civilizados LA SOBERANÍA RESIDE EN EL PUEBLO que la delega en sus gobernantes, quienes periódicamente han de dar cuentas al pueblo de su gestión. En esto consiste la DEMOCRACIA, que significa gobierno del pueblo.
En los países democráticos, el pueblo, tras un PERIODO ELEC­TORAL, durante el cual tiene ocasión de enterarse de las diversas opciones posibles, elige por SUFRAGIO UNIVERSAL, cada ciudadano un voto, la forma de gobierno y las personas que han de suceder en la administración política y económica del país. Los diferentes candidatos se encargan de informar a los ciudadanos a través de los medios de comunicación o en diferentes debates, coloquios o mítines políti­cos de las características de su PROGRAMA POLÍTICO. El recuento de las papeletas depositadas en las URNAS en la fecha de los COMICIOS, dará a conocer el resultado final.

El REFERENDUM, es una consulta general, donde el pueblo contesta si o no a una pregunta concreta.

EL ESTADO, es el conjunto de organismos que ejercen el poder político en una comunidad social. Hay tres formas, REGÍMENES, diferentes de ESTADO que son: DICTADURA, MONARQUÍA y REPÚBLICA.

La DICTADURA, es el régimen implantado en un país por una persona o grupo que, generalmente tras una grave crisis política o económica, con la excusa de "salvar a la patria" se apodera por la fuerza del gobierno y lo hace a su antojo mientras puede. Suelen termi­nar con un golpe de estado o revuelta social que acaba con el régimen y generalmente con la vida del dictador.

La MONARQUÍA, es el gobierno hereditario de una sola persona, MONARCA, aceptado por su pueblo. Puede ser ABSOLUTA o CONSTITUCIO­NAL PARLAMENTARIA.

La MONARQUÍA ABSOLUTA, ya periclitada en los países civiliza­dos, es una especie de dictadura hereditaria donde el REY hace lo que se le antoja y manda sobre la vida y hacienda de sus súbditos. "El estado soy yo", que dijo Luis XIV, el Rey Sol. Cuando el rey absoluto es muy holgazán o torpe, quien en realidad gobierna es su favorito, su confesor, su madre o el zapatero de la esquina.
Tanto la dictadura como la monarquía absoluta, requieren buenos medios represivos y una gran censura de los medios de comunicación para que el pueblo no se entere o se entere poco de lo que en realidad pasa en el país. "Menos viajar y mas leer los periódicos", cuentan que dijo Franco.

La MONARQUÍA CONSTITUCIONAL o PARLAMENTARIA, es la que fun­ciona en los países civilizados que conservan el régimen monárqui­co. En ellas el REY, JEFE DEL ESTADO, reina pero no gobierna. Vela por los derechos de los ciudadanos y por que se cumpla la CONSTI­TUCIÓN, mientras el PARLAMENTO, elegi­do por los ciudadanos, propo­ne al REY, JEFE DEL ESTADO a la persona elegida por mayoría como JEFE DEL GOBIERNO, generalmente el líder del partido mas votado, que con sus ministros, gobiernan o administran el país. Los parla­mentarios en minoría forman la OPOSICIÓN, que se dedican a criti­car los actos del gobierno criticables y a veces también los no criti­cables. El REY es el jefe nato de las fuerzas armadas.

La CONSTITUCIÓN, es la LEY DE LEYES; el conjunto de normas elementales de primer orden que están obligados a cumplir todos los ciudadanos y están por encima de cualquier disposición legal o parlamentaria.

LA REPÚBLICA, es el régimen de gobierno representativo opues­to a la monarquía, donde el poder del Jefe del Estado no es here­ditario, sino consecuencia del voto de los ciudadanos. En las ELECCIONES PRESIDENCIALES, los ciudadanos eligen a un PRESIDENTE que ejerce el poder de forma parecida a un rey constitucional, pero por tiempo limitado.
En el régimen republicano y también en el monárquico parla­mentario o constitucional, se celebran cada cierto tiempo eleccio­nes LEGISLATIVAS, en las que contienden los PARTIDOS POLÍTICOS y tras las cuales el JEFE DEL ESTADO, PRESIDENTE o REY nombran JEFE DE GOBIERNO al líder del partido mas votado, que seguirá en el cargo hasta las nuevas elecciones o hasta que por propio criterio decida disolver las cámaras y convocar nuevas elecciones en las que puede o no volver a salir elegido.
El parlamento español se compone de dos cámaras; SENADO y CONGRESO y para ser aprobadas, las leyes han de pasar por ambas cámaras.

IDEOLOGÍAS POLÍTICAS

La asociación de personas con igual o parecida ideología política, es lo que se llama PARTIDO POLÍTICO. Esta opinión puede referirse simplemente a la filosofía o forma de entender la convi­vencia y en tal caso las personas pueden dividirse en dos grandes grupos: de DERECHAS y de IZQUIERDAS.

Las personas de DERECHAS, son partidarias de la autoridad y el orden por encima de todo, aún de la libertad. Son amigas de normas inmutables y de la moral tradicional mas estricta.
Suelen tener fuertes convicciones religiosas y a mantener el "status quo" social a todo trance. Acostumbran a usar corbata y no suelen gustar del tuteo. Al parecer, para ellos, nada puede hacer­se por prime­ra vez o de forma diferen­te. Son proclives, en gene­ral, a imponer a los demás por ley sus propios criterios, si es que pueden y la situación se lo permite.

Las personas de IZQUIERDAS, son amantes de la libertad, aún a costa del orden y la autoridad. En consecuencia, son partidarias de que cada cual piense, diga o haga lo que le venga en gana, siempre que no moleste a los demás. Son poco amigas de convencio­nalismos sociales, por lo que no suelen usar corbata y tienen fácil acceso al tuteo. Suelen tener escasas inquietudes religio­sas. En general opinan que las cosas no están como deberían y que la sociedad debería cambiar en muchos aspectos.
En frase feliz de autor que no recuerdo, pero refleja bastan­te bien la realidad, "Un hombre de dere­chas es el que ordena y espera que se le obedezca, mientras que un hombre de izquierdas, es el que explica y espera que se le entien­da".
Pero así como los colores blanco y negro pueden mezclarse hasta conseguir una infinita variedad de tonos grises, igualmente pueden mezclarse las ideologías para conseguir una primera subdi­visión en siete subgrupos, que son: Extrema Derecha, Derecha, Centro Derecha, Centro, Centro Izquierda, Izquierda, Extrema Izquierda. Aquí, como en tantas otras cosas, los extremos se tocan. Demasiado al este de un lugar, está...el oeste. Los radica­lismos son todos malos y el arte de la política consiste en dosi­ficar adecuadamente los conceptos libertad, orden y autoridad.

IDEOLOGÍAS ECONÓMICAS

Cuando la ideología se refiere a las diferentes formas de entender la economía, tendremos entonces tres grandes grupos también susceptibles de ser mezclados. CAPITALISMO, SOCIALISMO y COMUNISMO.

El CAPITALISMO propugna la propiedad privada a todos los niveles. "La propiedad es un derecho sagrado".
El capitalista es el dueño de la tierra y de los medios de producción y alquila la fuerza muscular o intelectual a cambio de un sueldo o jornal periódico. La diferencia entre lo que el obrero gana y lo que produce se llama PLUSVALÍA, que pasará a engrosar el capital del patrón. Si por alguna razón la plusvalía se convierte en pérdida, esta no repercute en el obrero, pero lo mas seguro es que este pierda a corto plazo su trabajo.
Como el fin último de la producción es la colocación o venta de los artículos producidos, de donde sale el beneficio, el siste­ma tiende a llenar las casas de los ciudadanos de "artículos de consumo", cuanto mas perecederos mejor, olvidando frecuentemente aspectos tan importantes como la cultura, sanidad y trans­portes públicos, la ecología, la polución o el paisaje. El lema es ganar cuanto mas dinero en menos tiempo mejor.
El SOCIALISMO, propugna también la propiedad privada, a excep­ción de los grandes medios de utilidad pública; teléfonos, energía, transportes, crédito, enseñanza, sanidad, etc. El patrón es dueño de la empresa, pero los obreros controlan su gestión y participa en los beneficios. Las grandes fincas improductivas son parceladas y repartidas entre los campesinos. Representa una posición ecléctica entre el capitalismo y el comunismo o "socia­lismo real".

El COMUNISMO, suprime radicalmente la propiedad privada. "La propiedad es un robo". El único patrón es el Estado que paga el trabajo de todos los ciudadanos. La plusvalía se emplea en mejorar la infraestructura o los servicios públicos del país a criterio de un "consejo de ciudadanos" (Politburó ruso, ya fenecido). No existe propiedad privada de la tierra ni de los medios de produc­ción. Solo se pueden poseer los artículos de uso personal. Todo es propiedad de la comunidad y como consecuencia la posesión de un buen jabón de tocador o unas medias de seda constituyen un tesoro en los países donde reina el comunismo.
Se impulsan extraordina­riamente la cultura y las obras públi­cas, gracias a lo cual, países como Rusia, China o Cuba, pudieron salir del subdesarrollo cultural de siglos. No existe trans­porte privado, pero el trans­porte públi­co es inmejorable. (El metro­poli­tano de Moscú pasa por ser el mejor del mundo)
Tanto el sistema capitalista como el comunista explotan al obrero con la única diferencia de que el primero lo hace en bene­ficio del patrón y el segundo de la comunidad.
Los sistemas socialista y comunista suelen poner poco énfasis en el destino escatológico del hombre por lo que suelen ser vistos con prevención por las instituciones religiosas.

FASCISMOS

Existe también un pretendido CAPITALISMO DE IZQUIERDAS; (Nacional Socialismo alemán, Fascismo italiano y Nacional Sindica­lismo español, Falange) que consiste en encuadrar a patronos y obreros en un mismo SINDICATO VERTICAL, donde, dirigidos desde el Estado, necesariamente autoritario, totalitario y dictatorial, pretenden resolver en común los problemas de la comunidad, en España por la DEMOCRACIA ORGÁNICA.
Como es natural, en tal sistema acaban primando los intereses de los patronos y el resultado práctico es un capitalismo salvaje donde los obreros llevan la peor parte al no poder contar con sindicatos libres que les defiendan. Pero al menos, si no se meten en política, tienen asegurado el trabajo.

Astronomía Elemental

BREVE HISTORIA

Desde épocas remotas de la historia, el hombre se ha interesa­do por los cuerpos celestes que le acompañaban en su existencia y ha podido comprobar como ciertas figuras estela­res aparecían a lo largo del año acompasándose milimétricamen­te con el paso de las estaciones.
Está científicamente comprobado, que muchos de los monumentos de la más remota antigüedad, desde las pirámides de Egipto o Méjico hasta los alineamientos y formaciones de enormes piedras en Escocia, España y otros muchos lugares del mundo, además de monumentos funerarios, tienen una significación astronómica.
Ya en época tan remota como el siglo V a.de C. un alumno del famoso matemático griego Pitágoras llamado Filolao y filósofos como Parménides o Hiparco de Nicea, autor de un catálogo de estrellas, que no ha llegado hasta nosotros, sostenían la tesis de la Tierra como una esfera flotando en el espacio.
Mas tarde, unos 300 años antes de Cristo, Aristóteles aporto la primera prueba de la esfericidad de la tierra, por la sombra proyectada sobre la Luna en los eclipses y el griego Eratóstenes logró determinar el tamaño de nuestro globo, aunque no sabemos si acertó, porque no se conoce la equivalen­cia del "estadio", la medida que empleó. Fue Aristarco de Samos, el primer sabio de la historia que propugnó el sistema heliocéntrico, por contraposición al geocéntrico que hasta entonces imperaba.
Cien años antes de Cristo, el famoso astrónomo egipcio Ptolomeo, se acercó considerablemente a la realidad suponiendo a la Tierra como un cuerpo esférico suspendido en el espacio alrededor del cual giraban la Luna, el Sol, los diferentes planetas y las estrellas. Fue precisamente esta hipótesis, avalada por la Biblia, la adoptada por la Iglesia Católica para su dogma. Pero, a pesar de los procedimien­tos empleados por esta para "convencer" a sus oponentes, declarándo­los herejes y enviándolos sin mas a la hoguera, cada vez eran estos mas frecuentes, habida cuenta de los nuevos conocimientos que con el paso del tiempo iban surgiendo.
Sin embargo, ya por el año 1500, estaba tan claro que la tierra no ocupaba el centro del universo, que diversos autores osaron arros­trar las iras eclesiales publicando trabajos en los que se manifesta­ba cláramente la idea que luego se conocería como teoría copernicana del sistema solar.
Fue el polaco Nicolás Copérnico, canónigo de Frauenburg, el primero que publicó un trabajo en el que se mantenía la tesis de ser el Sol y no la Tierra el que ocupaba el centro de nuestro sistema y alrededor del cual giraban todos los planetas. Pero muy poco después, también Galileo Galilei, esta vez en Floren­cia, estableció la misma tesis. Desgraciadamente, Galileo estaba demasiado cerca del papa y pronto cayó en manos de la Inquisición, que, aunque no se atrevió a condenarlo a la hogue­ra, dado su enorme presti­gio internacional, porque entre otras cosas había inventado el telescopio, sí le obligó a retractar­se de todo lo dicho y presenciar la quema de todos sus traba­jos en una enorme pira. Cuentan que mientras contem­plaba la hoguera en que se achicharraban sus libros, se quedó por un instante meditabundo y finalmente murmuró en voz baja, que sin embargo pudieron oír todos los presentes: "(Epur si muove!". ((Y sin embargo se mueve!). Como detalle anecdótico, cabe resaltar que hasta 1920 estuvo incluido Copérnico en el Indice de Autores Prohibidos de la Iglesia Católica y ha sido el papa actual, Juan Pablo I, quien, hace muy poco tiempo, ha reconocido oficialmente el error cometi­do por la iglesia contra Galileo. (Mas vale tarde...!
En el último tercio del Siglo XVI, el danés Tycho Brahe, tratando de conciliar las nuevas teorías con la tesis bíblica, patrocinada por la iglesia, intentó establecer una nueva teoría ecléctica entre Ptolomeo y Copérnico según la cual, la Luna y el Sol giraban en torno a la Tierra, mientras los demás planetas giraban alrededor del Sol, que naturalmen­te, no pudo prosperar, dados los muchos conocimien­tos ya existentes en su contra.
Fue finalmente un alumno suyo, el alemán Johannes Kepler que, tal vez por ser muy miope, se dedicó mas a los cálculos matemáticos que a la contempla­ción del cielo, quien en 1609 estableció las fórmulas matemáti­cas de las leyes astronómicas, dando a conocimiento público las famosas "Leyes de Kepler", completadas mas tarde a principios del Siglo XVIII por el insigne físico, astrónomo y matemático inglés, Isaac Newton, con su "Ley de la Gravitación Universal", que aún sigue en vigor.
En 1780, el francés Charles Messier, utilizando un teles­copio mucho más perfecto, descubrió las nebulosas, de las que supuso que se trataba de simples acumulaciones de "polvo interestelar".
Pero no sería hasta 1925, con la instalación del gran telescopio de Monte Wilson y posteriormente ya en 1950, con el de Monte Palomar, cuando finalmente empezaron a desvelarse los secretos del cosmos.
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EL UNIVERSO

Para empezar, las medidas normalmente empleadas en la tierra no nos sirven en absoluto para medir los espacios cósmicos, por lo que para estos menesteres se emplea el "año luz" que es el espacio recorrido por un rayo de luz durante un año. Si consideramos que la luz recorre cada segun­do trescientos mil kilómetros y que la Tierra mide cuarenta mil kilómetros de perímetro, un rayo de luz podría dar siete veces y media la vuelta al mundo en un solo segundo. En núme­ros redondos, la distancia recorrida por la luz en un año serían 10.000.000.000.000 kms. (Diez billones de kilómetros!

Según se calcula, aunque los cálculos astronómicos están sujetos a continua revisión, el universo ocupa una extensión de 15.000 millones de años luz y está formado por infinidad de agrupaciones o familias de estrellas, llamadas galaxias, que no son otra cosa que las famosas nebulo­sas descubiertas por Messier en 1780. Parece que existen en el universo unos mil millones de galaxias.

Nuestra casa, el planeta Tierra, se encuentra en la galaxia denomina­da Vía Láctea, girando junto con otros ocho planetas de muy diferentes tamaños, alrededor de una estrella de tamaño relativamente pequeño llamada El Sol. El plano de giro de todos ellos, con pequeñas variantes, es el mismo y como en él, naturalmente, se producen todos los eclipses, es por ello llamado "plano de la eclíptica".

La Vía Láctea es un enorme conglomerado de estrellas, unos cien mil millones, que en conjunto tiene la forma de lente abultada por el centro y deshilachada por los bordes. Mide unos 100.000 años luz por su eje mayor y solo unos 15.000 por su eje menor. Viaja por el espacio en compañía de otras diecisiete galaxias, de las cuales la mas próxima es la llamada Andrómeda, de la que "solo" está separada por unos dos millones de años luz. Al parecer, todo el conjunto gira sobre si mismo completando cada revolu­ción en unos doscientos millo­nes de años.

Nuestro Sol, es una esfera incandescente que está situada más bien al borde, aunque no en los flecos de la galaxia y mide 1.400.000 kilómetros de diámetro. Las estrellas mas próximas a él son la Wolf-424 a 3,67 años luz y Próxima Cen­tauri a 4,35 años luz. Viaja por el espacio a una velocidad aproximada de 270 kilómetros por segundo. Astronómicamente, está clasificada como estrella del tipo "enana amarilla", que significa tamaño pequeño y temperatura mediana.

Acompañándole en su viaje interestelar y girando en su entorno a diferentes distancias van, que se sepa por ahora, nueve planetas, muchos de ellos acompaña­dos de uno o varios satélites que giran a su vez en el entorno del planeta. Todos los planetas y satélites del sistema solar cabrían holgadamente dentro del Sol.
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LOS PLANETAS

Por orden de proximidad al Sol, el primer planeta del sistema es MERCURIO, un planeta pequeño, menos de la mitad de la tierra y difícil de observar, dada su proximidad al Sol. Se encuentra a solo 58 millones de kilómetros del Sol.

Le sigue VENUS, lucero matutino o vespertino, según los casos, que al estar mas próximo al Sol que la Tierra, presenta para nosotros fases como la Luna, siendo los mas brillantes los cuartos creciente y menguante, en que naturalmente está mas cerca. Tiene aproximadamen­te el mismo tamaño que la Tierra, aunque está constante y completa­mente rodeado de densas nubes, por lo que su superficie no es nunca visible. Gira a 108 millones de kilómetros del Sol.

LA TIERRA se encuentra a 149 millones de kilómetros del Sol, tiene un diámetro de unos 13.000 kilómetros y un satélite de 3.476 kms. de diámetro, llamado Luna, que gira a 380.000 kilómetros de distancia, presentando siempre la misma cara a la tierra. Hasta hace muy poco, gracias a las fotografías captadas por satélites artificia­les, nadie había podido observar la llamada "cara oculta de la Luna". Ambas, Tierra y Luna cabrían holgadísimamente en su propia órbita dentro del Sol.

MARTE, gira a 228 millones de kilómetros del Sol. Con un buen telescopio, se ve desde la tierra como un pequeño disco rojizo. Tiene casi la mitad del tamaño de la Tierra y dos pequeños satélites llamados Fobos y Deimos (Miedo y Pavor) de 15 y 8 kilómetros de diametro, que giran muy próximos y a gran velocidad en torno al planeta. Desde finales del siglo pasado, en base a los descubrimien­tos del astrónomo italiano Schiaparelli, existió la polémica sobre si estaba o no habitado. Hoy se sabe que no.

Entre Marte y Júpiter, el planeta que le sigue, giran en torno al Sol los restos de lo que pudo ser otro planeta que se desintegró por alguna razón desconocida y son conocidos por planetoides o asteroides. Son fragmentos rocosos de forma y tamaño irregular. El mayor es Ceres, de unos 800 kilómetros de diámetro y le siguen por tamaño, Palas, Juno y Vesta. Tienen órbi­tas arbitrarias. Hermes, de 500 metros pasó en 1937 entre la Tierra y la Luna e Icaro se acerca tanto al Sol que al pasar, se pone incandescen­te.

JUPITER, es, con mucho, el mas grande de los planetas del sistema; tiene un diámetro de 143.000 kilómetros. Podría albergar en su seno a todos los demás planetas juntos. Gira a 778 millones de kilómetros del Sol y su gran velocidad de rotación hace que sus polos estén bastante achatados. Tiene una misteriosa "mancha roja" que se desliza lenta pero continuamente a lo largo de su superficie y doce satélites de diverso tamaño, cuatro de los cuales; Europa, Calixto, Io y Ganímede, pueden observarse casi a simple vista. Aparte de Venus, de luminosidad variable según la fase en que se encuentre, es el punto más brillante del firmamento nocturno.

SATURNO, es el más bello de nuestros compañeros sidera­les. Tiene diez satélites, pero además, está rodeado en su plano ecuatorial de unos vistosos anillos que pueden observar­se perfectamente con la ayuda de un buen telescopio casero. Gira a 1.426 millones de kilómetros del Sol y mide unos 120.000 kilómetros de diámetro.

URANO, dista del Sol 2.880 millones de kilómetros y mide 51.000 kilómetros de diámetro. No es visible por medios rudi­mentarios. Curiosamen­te su movimiento de rotación, no el de traslación, es inverso al resto de los planetas. Tiene cinco satélites.

NEPTUNO, se halla a 4.500 millones de kilómetros del Sol y tiene un diámetro de 45.000 kilómetros. Tiene dos satélites.

Finalmente, PLUTON, es, de momento, el cuerpo más alejado de nuestra familia estelar. Gira a 5.900 millones de kilóme­tros del Sol y tiene un tamaño aproximadamente la mitad que la Tierra, pero sin embargo, una densidad que se calcula en unas 50 veces más que la de esta. La razón de tan desmesurada densidad se desconoce por completo. Aparte de estos detalles se sabe bastante poco de él.
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LOS COMETAS

También en el plano de la eclíptica, pero con órbitas variables y generalmente muy excéntricas, corretean entre los planetas y el Sol unos cuerpos no demasiado bien conocidos llamados cometas. Tienen un núcleo que parece ser gaseoso y una cola que curiosamente no les sigue en el sentido de su marcha como pudiera parecer, sino que se extiende siempre en direc­ción opuesta al Sol. Esta cola es tan tenue, que en alguna ocasión ha sido atravesada por algún planeta, incluida la Tierra, sin el menor problema.
El más famoso es el cometa Halley que nos visitó por última vez en 1985 y nos volverá a visitar puntualmente cada 75 años.
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LAS ESTRELLAS

El elemento mas lejano citado hasta ahora, ha sido el planeta Plutón, que como hemos dicho gira a la "astronómica" distancia de 5.900 millones de kilómetros del Sol, es decir, que cuando se encuentre en oposición a nuestra Tierra, será el cuerpo mas lejano a esta conocido en el Sistema Solar; 6.050 millones de kilómetros. En el avión mas rápido inventado hasta la fecha, el X15, capaz de desarro­llar una velocidad punta de 3.000 kms/h. tardaríamos en recorrer esa distancia unos 2 millones de horas en números redondos, o lo que es lo mismo, 228 años. Sin embargo, un rayo de luz tardaría en recorrer este mismo trayecto tan solo cinco horas y media. De la estrella más próxima, la Wolf 424, como hemos dicho, tarda la luz en llegar a la Tierra, 3,67 años, es decir tres años y ocho meses lar­gos. Desde la mas lejana estrella de nuestra galaxia, la luz podría tardar en llegar a nosotros unos cien mil años. Esto nos dará una leve idea de la impresionante distancia a que se encuentran. De aquí que, aún en los mejores y mas modernos telescopios, todas las estrellas se vean como un simple punto mas o menos luminoso.
Desde la más remota antigüedad las estrellas están agru­padas en constelaciones o conjuntos de estrellas que forman o más bien parecen formar una figura determinada. El hombre moderno es incapaz de distinguir las estrellas, porque la intensa iluminación nocturna de las ciudades se lo impide. Es preciso salir al campo en la absoluta oscuridad de una noche clara y sin luna, para contemplar el más fantástico espectácu­lo jamás imaginado. Millones de puntos luminosos de diferente brillo y tonalidad, destacan en el cielo formando, ahora si, las figuras mas dispares, desde una balanza, escorpión o cisne volando, hasta un león, perro o cabeza de toro. Sin embargo, su teórica asociación no existe más que en la perspecti­va del observa­dor terrestre. En realidad se encuentran a enormes distancias las unas de las otras, pero es tal la distancia que nos separa de todas ellas, que a pesar de sus enormes velocidades relativas, su distribu­ción en el espacio estelar no ha variado a lo largo de la historia conocida.
Hemos dicho que el sol es una estrella pequeña y sin embargo en su seno cabrían amplísimamente todos los elementos del resto del sistema o la Tierra y la Luna en su órbita. Pero hay estrellas como Antares, situada en el centro de Escorpio o Betelgeuze en el hombro de Orión que podrían albergar al Sol, Mercurio, Venus, La Tierra y Marte todos ellos girando en su propia órbita. Hay estrellas de brillo azul intenso o de apagado resplandor rojizo. Las hay serenas y las hay pulsan­tes. Estrellas que parecen una y contempladas a través de un buen telescopio, se puede comprobar que son dos juntas. Algunas de las mas conspícuas estrellas del cielo son dobles. Tal ocurre con Sirius, la estrella mas brillante del firmamento que forma parte de la constelación, Can Mayor, con Vega en La Lira, con Capella en El Auriga, con Castor, uno de los gemelos. La misma estrella Polar, es doble. La constela­ción mas hermosa de nuestro firmamento visible, es sin duda Orión, que preside ostensíblemente nuestras noches invernales. La estrella diametralmente opuesta a Betelgeuze en esta bella constelación de Orión, es Rigel, también doble.
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LAS NEBULOSAS

Pero si lejanas están las estrellas, infinitamente mas lejanas están las nebulosas. La más próxima, Andrómeda, está separada de nosotros por dos millones de años luz. Son mundos remotos a los que toda aproximación supone un puro ejercicio de imaginación especulati­va. Las hay de todas las formas posibles y cada una de ellas supone una concentración de millones, tal vez billones o trillones de mundos lejanos, donde todas las alternativas son posibles. Se calcula su número en mil millones.
Según la teoría científica conocida por el nombre de Big Bang (Gran Explosión), según la cual el origen del universo tuvo lugar a partir de la extraordinaria explosión de un magma concentrado, las nebulosas se alejan unas de otras a velocidades siderales, pero lo mas seguro es que quien sabe!
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COMPARACION IMAGINABLE

Para terminar, haremos un ejercicio comparativo que nos permita tener una idea del universo en parámetros imaginables.
Suponiendo que pudiéramos hacer una maqueta del universo reducida a un tamaño 1:1.000.000.00 0; mil millones de veces menor que la realidad, en ella el Sol tendría el tamaño de una esfera de algo menos de metro y medio de diámetro.
A una distancia algo menor de sesenta metros se encontraría girando en su entorno el planeta Mercurio, del tamaño de una bolita de cinco milímetros de diámetro.
A 110 metros escasos, se encontraría el planeta Venus, como una bola de algo más de doce milímetros de diámetro cubierta de una capa de nubes de un milímetro de espesor.
Del mismo tamaño aproximado, pero a la distancia de 150 metros, giraría nuestra casa, el planeta Tierra, a cuyo entorno y a la distancia de 38 centímetros giraría una Luna de tres milímetros y medio de diámetro.
Marte, con algo menos de siete milímetros de diámetro se encontraría a unos 230 metros del Sol. Sus satélites serían microscó­picos.
A 780 metros del Sol con un tamaño algo menor de 15 centímetros, se encontraría el gigantesco Júpiter con sus doce satélites girando en su entorno como aceitunas de distinto tamaño.
Saturno giraría a unos 1420 metros con 12 centímetros de diámetro y satélites como aceitunas pequeñitas.
Le seguiría Urano a casi tres kilómetros, con un tamaño algo mayor de cinco centímetros.
Algo más pequeño, cuatro centímetros y medio, pero mucho más lejos, a cuatro kilómetros y medio, estaría Neptuno.
Finalmente el diminuto, seis milímetros, pero pesadísimo Plutón, se encontraría a algo menos de seis kilómetros.
Hasta ahora, en este minúsculo universo hemos hablado solo de nuestra familia, el Sistema Solar, pero si queremos seguir ampliando conocimientos en la misma escala, tendríamos que nuestro pueblo, la Vía Láctea, tendría una longitud total de cien mil millones de kilómetros por la parte mas larga y 15.000 millones por la parte mas estrecha.
En él, nuestras vecinas más próximas, las estrellas, Wolf 424 y Próxima Centauri, estarían respectivamente a 3.670.000 y 4.350.000, kilóme­tros.
El pueblo más próximo, la galaxia en forma de espiral, Andróme­da, se encontraría a solo dos billones de kilómetros y el más lejano podría estar a la respetable distancia de 15.000 billones de kilómetros de nosotros.
Todo ello, manteniendo la escala citada, 1:1.000.000.000. por lo que para obtener las medidas reales habría que multiplicar cada una por 1.000.000.000.
Obsérvese, que mientras las medidas del Sistema Solar, en esta minúscula escala, resultan razonables, ya que la distancia entre el Sol y el más lejano de los planetas, Plutón, no llega a los seis kilómetros. Sin embargo, esta misma escala miniatura aplicada a las estrellas, situaría a la estrella mas próxima a nosotros, la citada Wolf 424, tres veces mas lejos que el Sol está en la realidad.
De las nebulosas, ni os cuento! Aún en esta mínima escala, las medidas exceden de lo imaginable!
Ignacio Gavira Pérez de Vargas